viernes, setiembre 28, 2007

Bonnie & Clyde




Por favor, lloren.
(Pueden conseguirse, también, la versión de la Pequeña Orquesta Reincidentes)

jueves, setiembre 27, 2007

Nuevos apuntes

Mi amigo jahey me acusa, probablemente con razón y seguramente con mala intención (es su estilo), de una cierta desprolijidad o falta de dedicación en la elección de las palabras en los posts anteriores sobre Paris (esta oración es tan larga que al final me quedé sin aire). Puede ser. A mí tampoco me gustaron. Habrá que saber por qué, yo ensayo la ansiedad por publicar, porque la barra espera. Ya vendrán cosas más elaboradas, por ahora, nada, un diario de viaje nomás. Jahey: loco, dejame vivir.

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Fui a visitar la tumba de Jean-Paul Sartre, lo cual motiva la que es (creo) la primer foto que publico en este lugar. Va.





Sartre y Simone de Beauvoir. No sé si pueden entender por qué estuve ahí al borde de las lágrimas y ahora estoy de vuelta. No sé si yo puedo entenderlo.






(Suena la Pequeña Orquesta Reincidentes enmarcando los recuerdos, con el piano de Miguita de pan).


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El cementerio de Montparnasse es más bello que el de Montmartre. No. No tengo una particular admiración por los cementerios. Más, nunca voy más que obligado. Pero uno tiene sus debilidades, y la mía es creer que la Historia vive en los rastros que va dejando. Eso nomás. Y sí, soy perfectamente consciente que el que la tumba de dos existencialistas sea objeto de culto es, por lo menos, irónico.


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Ví la tumba de Cortázar, con boletitos del RATP con escritos triviales pero sentidos. Para mí vale.

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Después me fui al Louvre. El Louvre es demasiado grande como para que mi cabeza haya acomodado las percepciones. Creo que hay que ir tres veces al Louvre (mejor, tres por las cantidad de visitas que tome recorrerlo completo, con una no alcanza): la primera para prolijamente catalogar las obras, con nombre estilo y comentario, para buscar desesperado la Venus de Milo, el Escriba Sentado y, por supuesto, La Gioconda. Para sacarse la expectativa. Para catalogar a Murillo, a Goya, a Delacroix, a Veronese. La segunda, para mirar para arriba y saborear ese palacio. La tercera, para ver los cuadros, sin obligación de sacar fotos o saber quién pintó qué.

Mi recomendación: si tienen una sola vez para ir, elijan la opción tres. Se van a sorprender.

Ah. Está lleno de turistas. Sacan fotos fotos fotos fotos fotos fotos click fotos cliqui clic fotos fotos con los cuadros fotos con ellos fotos derecho a los cuadros fotos para arriba fotos por las ventanas. Por definición unas fotos horribles, porque la luz no ayuda nada de nada. Fotos.

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Cuando entré a ver La Gioconda me horroricé: una multitud enajenada sacandole fotos a la pobre, que allá al fondo, chiquita, separada por una barrera como una fosa, se ríe igual que siempre. Dí unas vueltas horrorizado.

Y al final le saqué una foto. Por supuesto salió horrible. Pero prefiero una sociedad que le saca fotos como enajenada a un cuadro del siglo XVI a una que arrasa con Bagdad. Cada uno se aproxima como puede.

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Este post me gustó.


guillermo
por la copia, rodia

Simplicio Bobadilla

Puntas del Arrayán Chico, fevrero 19 de 1896.

Señor Nuebo Gefe Político y de Polecía del Deto.,
Comandante don Anjelino Pimienta.
(Mano Propia y Urjente).

Apresiable Usía:

Deseando que al resibo de este correto parte se encuentre usufrutuando una perfeta salú en compaña de sus distinguidos deudos - nosotros todos bien, g.a Dios y a los blusiones de agua fría que nos resetó la inminente curandera sesional comadre Pancha Melgarejo, y con las cualas yo y mi jente alquirimos día a día mallores ímpetos para seguir subiendo las cuestas de la bida, como dijiera no recuerdo qué poeta -, paso a enterarlo, con la urjensia que el caso requiere, de que tras de antiller prosimo pasado, 16 del que luse, tubo lugar en la jurisdisión policial de mi encumbencia un aleboso asesinato corporal, acaesido en la persona del finado Redusindo Camacho, por mal nombre "Chimango", a causa de su almirable paresido fasial con esa típica abe campechana de nuestros patrios lares, y en la de dos perros de los llamados buldoses, cullos perros yasían acribillados de eridas junto al cadáber de su estinto dueño, lo que rebela a la legua que ambos los dos conjuntamente juntos sucumbieron en pleno Campo de Agramante, y con la consiensia del deber cumplido, como cuadra la fama de guapos que usufrutan esos esóticos desendientes de la raza canina, pues como Usía no inorará, supongo, los tales buldoses no son criollos de estas tierras orientalas, sino que probienen de inotas tierras muy alejadas de nuestra jurisdisión bisual, o sea de las tierras gringas de donde probienen también los pulperos, los caminantes de a pié y los turcos mercachifles, que enfestan la natiba campaña desde hace unos años a esta parte.

Bolbiendo al grano del suceso inlísito que le estaba relatando, cúmpleme agregar que apenas tube notisias fidelinas del mismo - lo cualo acontesió antiller de mañana, siendo portador de la respetiba denunsia mi correto enferior jerárquico sarjento Malaquías Ramos - me costituí de cuerpo presente en el ensenario del hecho, pudiendo costatar así físicamente que los tres finados antedichos habían entrado ya en la categoría de cadáberes combitos y confesos, como lo demostraban las feroses eridas mortorias que lusían allá en ellos, y el característico aroma necrolójico que ya empezaba a surjir de sus correspondientes despojos funerarios, bisto lo cualo dispuse iso fato que se le diese piadosa sepoltura al finado Camacho y se tirasen a
una zanja besina los cuerpos de sus fieles compañeros de ultratumba, o sea los buldoses ya predichos, entrando ato seguido a las abiriguaciones de prática, tendientes a caturar al feroz o a los feroses coautores de tan salbaje atentado contra los sacrosantos fueros de la bida ajena.

Preguntados uno a uno los habitantes de la zona mortoria, todos negaron ser culpables del hecho referido, por lo que el suscrito seguirá endagando con su habitual perisia autoritaria, seguro de que tarde o temprano habrán de caer en sus justisieras garras los bandálicos jestores de este triple homicidio corporal.

Con fecha de hoy me dinaré también librar parte al Juez de Paz Sesional, nuestro correlijionario y amigo don Endalecio Camejo, enterándolo del hecho a fin de que tome las debidas probidensias jurídicas.

Prometiendo tenerlo al corriente de las nobedades que puedan sobrebenir, y antisipándole que el móbil del asesinato parese haber sido el robo, a jusjar por la ausencia de todos los efetos utilitarios que seguramente albergaba en sus bolsillos y en su sinto la bítima propisiatoria del mismo, o sea el finado Camacho, q.e.p.d., me despido subalternamente de Usía, a quien Dios conserbe muchos años la salú y el puesto.

A ruego del Comisario don Segundo Menchaca, por no saber firmar: Esmeraldo
Zipitrías, Escribiente

Por la copia: Simplicio Bobadilla


(Simplicio Bobadilla - Los partes de Don Menchaca)

martes, setiembre 25, 2007

Paris (II)

Ayer nos fuimos con mis ahora dos anfitriones a dar una vueltita por el Barrio Latino, los puentes del Sena, el Boulevard Saint-Michel, etcétera (pronunciar etcétera como un francés, con la tónica al final). Confirmo: Notre Dame de Paris se merece todos pero todos los adjetivos superlativos (relacionado: empiezo a entender por qué los franceses tienen tantos adjetivos así: tienen mucho para aplicarlos). La arquitectura es compleja, tan compleja que hasta un bruto como yo se da cuenta, mirando un poquito atentamente. Y todavía no entré, como no entré a la Sainte-Chapelle. Una tardecita de esta, como me supo recomendar Frank, y como pienso hacer.

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Los jardines de Paris son, creo, el principal escape de los franceses a los turistas. Los turistas están en todos lados, son una peste. Lo cual es, lo sabemos, lo que dicen todos los turistas, que quieren Notre Dame para ellos solos, a ver si le pueden sacar una fotito en exclusiva. N'est pas posible. Estábamos en los jardines y en los parques: el parque Monsouri, acá nomás, a la vuelta, cerca de la Cité Universitaire, el domingo de mañana estaba lleno de parisinos (parecían parisinos, yo que sé) con niños, en plan (al fin) de disfrutar un lugar, y no de absorberlo. Con los gurises, jugando a la pelota (pelota en estos días ovalada, porque se está jugando el mundial de Rugby por acá y los gurises y los bares andan todos atrás de Les Bleues), o corriendo por el parque, o jugando al ajedrez o sentandose a mirar el lago. Escapando.

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Elaborábamos el otro día con eduardo una teoría sobre la tremenda leyenda de la poca amabilidad de los parisinos. No sé, me recuerda tan fácilmente a los sanduceros hablando de los montevideanos, prejuzgando por temor. Claro, hay un temita: si alguien pronuncia cambiando la sílaba tónica, cambiando a's por e's y o's por u's, se complica para entender. A mí hasta los inspectores del mètro (que vienen a ser lo más malo que anda por esta ciudad, y son muchos) hacen lo que pueden por entenderme y responderme. Borrando la leyenda, por favor. Los parisinos son, me atrevería a decir, bastante más amables que los carniceros montevideanos, y ni que hablar de los guardas de Cutcsa.

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Dos destacables: el sistema de transporte y la cartelería. Ambos bastante cercanos a la perfección, más para alguien que viene del caos montevideano.

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Tengo más, una teoría despreciativa sobre la gente, que sostiene que para tener atractivo turístico tiene que ser grande antes que lindo, una reflexión sobre el mamotreto ese que se llama Torre Eiffel (se pronuncia Effel) que igual conmueve cuando uno se aproxima, un par de reglas de pronunciación que ni miras de aprender. Etcétera (no se olviden, la sílaba tónica va al final). Pero ahora me tengo que ir a dormir, hoy fue un día largo y mañana voy a ver si me da el tiempo para ir al cementerio de Montparnasse. O de nuevo a Notre Dame. No estaría mal.

guillermo
por la copia, rodia

Tu te trompes



La política editorial de este blog no se pone contenta con los videos, pero punk + tu te trompes, en este período francés de mi vida, no está mal.

Lo del período francés es un chiste, pero París tiene la interesante propiedad de que a casi todo el mundo le da ganas de pertenecer. He ahí una primera justificación para el éxito de Rayuela, y que me desmientan.

viernes, setiembre 21, 2007

Paris (I)

París se gana con esmero su condición de "la plus belle ville du monde". Cuidan sus ventanas, les ponen flores. La señalización en las calles busca que cada visitante sepa todo lo que hay. Es como una ciudad hablando, jactándose, "y también tengo esto...". Cuidan los jardines. Entonces, cuando uno se queda sin aliento ante el Louvre, no es sólo la experiencia inmensa que tendría en otro lugar del planeta, sino en un contexto, es como que la belleza primero impacta y luego sigue, difuminándose cuando la vista se aleja.

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Todavía no tengo el sabor de la ciudad, pero comienzo a percibirlo. Esta ciudad es, antes que nada, cosmopolita. Negros, árabes, chinos. Otros colores que uno distingue diferentes, pero que no puede identificar. También es tranquila. Los parisinos hablan poco en el ómnibus. Leen. Y de noche agitan, o eso parece.

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Busqué en el cementerio de Montmartre la tumba de Stendhal, pero no pude encontrarla. Encontré un camino con árboles, la Rue de la Croix, del que saqué la más bella foto que tengo de París.

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Montmartre está consumido por el turismo. Consumido. Pero si uno camina por las callecitas laterales, vuelve a oler París. Y la Basílica del Sacré Coeur que te pide euros a cada paso, escandalosamente, y te cobra cinco euros por subir, pero que conmueve por enorme. Igual, a la pasadita me encuentro con una pequeña iglesia, Saint Pierre de Montmartre, con un vitral que me quedó vibrando.

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Me vine caminando por el Bulevar Clichy. Sin comentarios. Paris, le jour. Paris, la nuit.

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Paris le jour, Paris la nuit
Paris les flics, Paris punit
Petite Blonde du Boulevard Brune
Dans la fumée, mon infortune

Au coin du square, je te dis viens
Au coin du square, viens donc enfin
Petit mégot sous ma semelle
Petite Blonde du Boulevard Brune


(Manu Chao - Petite Blonde Du Boulevard Brune)


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Guillermo, y por la copia, rodia

jueves, setiembre 13, 2007

Otro Manu Chao

Cuando salió Próxima estación: Esperanza tenía una alegría bárbara, yo. Y el mundo también. Después de haber reinventado una partecita de la música dos veces (una vez con Mano Negra, dos veces con Clandestino), a Manu Chao había que esperarlo. Y digamos que no defraudó, aunque nosotros, los die hard, nos quedamos como esperando más.

Siete años después llega La Radiolina, aunque justo en el mismo año en el que me entero de la existencia de Sibérie m'était contéee, un excelente disco puro francés.

Y, la verdad, es una completa desilusión.

lunes, setiembre 10, 2007

Talti

El 14 de agosto me quedé ciego. Iba en auto, observando a mi derecha lo ridículo del peinado de un adolescente, cuando dejé de ver. Tal vez la cómoda situación en ese momento marcó mi futuro, porque ni ahí ni después me sentí desesperado. Es más, disfruté al comienzo diez quién sabe veinte segundos de nada, y después me retiré y me puse a pensar en lo que sería el resto de mi vida. Recién cuando llegué a destino le dije a mi acompañante. Sentí sus manos crisparse en el volante del susto.

(Enrico Talti - Otro)

domingo, setiembre 02, 2007

El maestro de Go

El jugador, cuyo turno coincide con el final de la sesión, marca su jugada sellada en un plano, el cual se ensobra, sin mostrarlo a nadie. Al final de la sesión anterior, Otake se retiró al vestíbulo para guardar su jugada. Los dos jugadores habían colocado sus sellos sobre el sobre, el cual, a su vez, había sido lacrado en otro mayor, que se guardó en la caja fuerte de la posada durante el receso. De modo que ni el Maestro ni Yawata conocían la jugada de Otake. Las posibilidades eran limitadas, sin embargo, y el juego nos parecía a los espectadores algo claramente predecible. Observábamos con gran excitación. Negro 121 bien podía ser la culminación del juego.

Yawata debería haberlo encontrado de inmediato, pero sus ojos se pasearon por el plano.
--Oh-- dijo finalmente

Yo estaba cerca del tablero, pero incluso cuando la piedra negra fue colocada, tuve dificultad para encontrarla. Cuando la encontré, no hallé explicación. En la parte superior del tablero, muy lejos de la batalla en que se había transformado el nudo en el centro.

También para un aficionado como yo, tenía el aspecto de una jugada cumplida, dada la situación kò, en una distante zona del tablero. Una sensación de rechazo me invadió. ¿Había sacado ventaja Otake por ser Negro 121 una jugada sellada? ¿Había utilizado el artificio de la jugada sellada como una táctica? Si así era, estaba siendo indigno.

--La esperaba cerca del centro-- dijo Yawabata, sonriendo irónicamente mientras regresaba del tablero.


(Yasunari Kawabata - El maestro de Go)