Puntas del Arrayán Chico, fevrero 19 de 1896.
Señor Nuebo Gefe Político y de Polecía del Deto.,
Comandante don Anjelino Pimienta.
(Mano Propia y Urjente).
Apresiable Usía:
Deseando que al resibo de este correto parte se encuentre usufrutuando una perfeta salú en compaña de sus distinguidos deudos - nosotros todos bien, g.a Dios y a los blusiones de agua fría que nos resetó la inminente curandera sesional comadre Pancha Melgarejo, y con las cualas yo y mi jente alquirimos día a día mallores ímpetos para seguir subiendo las cuestas de la bida, como dijiera no recuerdo qué poeta -, paso a enterarlo, con la urjensia que el caso requiere, de que tras de antiller prosimo pasado, 16 del que luse, tubo lugar en la jurisdisión policial de mi encumbencia un aleboso asesinato corporal, acaesido en la persona del finado Redusindo Camacho, por mal nombre "Chimango", a causa de su almirable paresido fasial con esa típica abe campechana de nuestros patrios lares, y en la de dos perros de los llamados buldoses, cullos perros yasían acribillados de eridas junto al cadáber de su estinto dueño, lo que rebela a la legua que ambos los dos conjuntamente juntos sucumbieron en pleno Campo de Agramante, y con la consiensia del deber cumplido, como cuadra la fama de guapos que usufrutan esos esóticos desendientes de la raza canina, pues como Usía no inorará, supongo, los tales buldoses no son criollos de estas tierras orientalas, sino que probienen de inotas tierras muy alejadas de nuestra jurisdisión bisual, o sea de las tierras gringas de donde probienen también los pulperos, los caminantes de a pié y los turcos mercachifles, que enfestan la natiba campaña desde hace unos años a esta parte.
Bolbiendo al grano del suceso inlísito que le estaba relatando, cúmpleme agregar que apenas tube notisias fidelinas del mismo - lo cualo acontesió antiller de mañana, siendo portador de la respetiba denunsia mi correto enferior jerárquico sarjento Malaquías Ramos - me costituí de cuerpo presente en el ensenario del hecho, pudiendo costatar así físicamente que los tres finados antedichos habían entrado ya en la categoría de cadáberes combitos y confesos, como lo demostraban las feroses eridas mortorias que lusían allá en ellos, y el característico aroma necrolójico que ya empezaba a surjir de sus correspondientes despojos funerarios, bisto lo cualo dispuse iso fato que se le diese piadosa sepoltura al finado Camacho y se tirasen a
una zanja besina los cuerpos de sus fieles compañeros de ultratumba, o sea los buldoses ya predichos, entrando ato seguido a las abiriguaciones de prática, tendientes a caturar al feroz o a los feroses coautores de tan salbaje atentado contra los sacrosantos fueros de la bida ajena.
Preguntados uno a uno los habitantes de la zona mortoria, todos negaron ser culpables del hecho referido, por lo que el suscrito seguirá endagando con su habitual perisia autoritaria, seguro de que tarde o temprano habrán de caer en sus justisieras garras los bandálicos jestores de este triple homicidio corporal.
Con fecha de hoy me dinaré también librar parte al Juez de Paz Sesional, nuestro correlijionario y amigo don Endalecio Camejo, enterándolo del hecho a fin de que tome las debidas probidensias jurídicas.
Prometiendo tenerlo al corriente de las nobedades que puedan sobrebenir, y antisipándole que el móbil del asesinato parese haber sido el robo, a jusjar por la ausencia de todos los efetos utilitarios que seguramente albergaba en sus bolsillos y en su sinto la bítima propisiatoria del mismo, o sea el finado Camacho, q.e.p.d., me despido subalternamente de Usía, a quien Dios conserbe muchos años la salú y el puesto.
A ruego del Comisario don Segundo Menchaca, por no saber firmar: Esmeraldo
Zipitrías, Escribiente
Por la copia: Simplicio Bobadilla
(Simplicio Bobadilla - Los partes de Don Menchaca)
jueves, setiembre 27, 2007
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4 comentarios:
"con su habitual perisia autoritaria"
magistral
Hubieron estos ejemplares en nuestras oficinas públicas, y aunque un poco adornados por los tiempos que corren siguen habiéndolos.
qué animal, genio, la vuelta de tuerca justa. es el año 2012 y a un pendejo del siglo XXI como yo le aterriza perfecto el humor de un libro escrito en los 50. eso es o mucha casualidad o simplemente genialidad del gran Serafín.
Simplemente espectacular. Me mata el remate con el testimonio que fue el escribiente el autor de los dichos seguidos al pie de la letra.
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