miércoles, agosto 16, 2006
Zitarrosa
Otra vez los boliches nocturnos
amarillos de sueños perdidos
quinieleros de suertes extrañas
opacados en humos y vinos.
(Alfredo Zitarrosa - Los boliches)
Me crié en un boliche de estos, yo. Mi abuelo Luis (la persona a quien más me parezco, o me quiero parecer) era el dueño. Se murió cuando yo tenía cinco. Era flaco, alto, desgarbado y buenísimo. Yo iba y venía entre borrachos más o menos presentables, cínicos, pagadores y alcahuetes. Y vecinas que venían a comprar para la cena.
Tengo que acordarme de contarle a Valentina. Pero viene bien, ayer se durmió escuchando a Zitarrosa.
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3 comentarios:
Cuando decís alcahuetes ¿te referís a proxenetas?
Che, ponele Duerme Negrito a Valentina. Le va a gustar seguro.
No. No era un boliche del bajo. Era un boliche, nomás, borrachos que iban a tomar una después de laburar de pintores o similar. Los alcahuetes eran los que iban porque alguno seguro les pagaba algo.
Respecto a duerme negrito, prometo hacerlo.
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