jueves, agosto 31, 2006

Mujica y la ciencia

Las maestras tienen que enamorar a los niños para que aprendan matemática u otras cosas que permitan equipararlos con los niños de Alemania o Japón. Hay que dejarse de tanta Ciencias de la Comunicación y biru biru

Mujica es un mostro. Así nomás: el único político uruguayo capaz de decir cosas originales (y me importa bien poco si alguno de los queridos lectores no comparte lo que dice, me importa bien poco si yo mismo comparto lo que dice). Y encima su uso de la lengua es destacado. Que Mujica sea el político más popular de este país habla bien de este país.

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De un texto que me pasó Tomás de un sitio que ahora está en los links a la derecha.

En las onomatopeyas se encuentra —creen algunos— ese estadio primero, el alba de la lengua, cuando las palabras eran ecos de la naturaleza, y parte de ella. Cuando mi amiga japonesa Kako hace que su niño, que se ha metido un bocado demasiado caliente en la boca, diga hoko hoko (con la h aspirada) la palabra hecha aire fresco ayuda a calmar el ardor, como una magia antigua, de la época en que las palabras aún hacían cosas.

Me hizo acordar a un texto que una vez leí en la revista "Juegos para gente de mente" hace como mil años, que se llamaba La palabra lluvia, moja?, con temática similar.

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