lunes, agosto 14, 2006

Mil grullas vuelan, o así me parece.

Con dos libros estuve en los ómnibus de cada día. Ambos provistos por Diego, mi proveedor de bolsillo, valga la redundancia. Primero, Mil grullas de Yasunari Kawabata. Cuando veo que el tipo quedó húerfano a los tres y se suicidó a los setenta y dos, me puse un poco triste y escéptico. A esta altura no creo en las tragedias de cierto tipo. Pero no. Me encontré con una bellísima historia, por su avanzar y construir, por su poesía. Mirá vos, vine a encontrar la poesía en esta prosa. Un relato sumamente sencillo, pero que me quedó dando vueltas placenteramente por el resto del fin de semana. No puedo evitar citar el haiku con el cual el escritor anunció la novela


en el cielo de año nuevo
mil grullas vuelan,
o así me parece


***

Entre ayer y hoy un cuentito cortito de Oscar Wilde, El crimen de Lord Arthur Savile (qué linda edición de Emecé, Cuadernos de la Quimera). Me iluminó la mañana. Ya se sabe que lo mío no es el humor, y tampoco mucho Wilde y su esteticismo, pero tiene momentos, como una carta de una familiar de un dean, tristemente no asesinado por Lord Arthur, que aparece cerca del final y es una joyita.

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Ví por tercera vez Kill Bill (la uno). Hay un diálogo entre O-ren Ishii y The Bride que dice "tricks are for kids". La novia se llama, nos enteramos después, en la dos, Beatrix Kiddo. Jeje. Me dí cuenta solito.

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