miércoles, marzo 15, 2006

El idiota y yo

Como Javier me prestó El que tiene sed de Abelardo Castillo, _otra vez_ aflojé con El Idiota. Pero hace tiempo que quiero comentar alguito sobre ese libro de Don Fiodor. Terrible Novela. Con todas las letras. El problema es que es _demasiado_ coompleja para mí. Los personajes son _todos_ ambiguos, voy leyendo doscientas páginas y todavía no logro deducir la personalidad del Príncipe Mishkin, ni la de Nastasia Filipovna... creo que de ninguno de los personajes. Entonces, me cuesta avanzar, porque pierdo el hilo, me confundo, me enredo, cambio de opinión. O sea, terrible novela. El año que termine, sigo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Más allá de cuestiones sobre las que la neurolingüística abunda lo suficiente (véase afasiología, por ejemplo), el comentario se parece mucho a une excusa y a una forma de elogiar un libro por contraste, dado que el libro de Castillo es por demás meritorio. Vista la vida del flaco Fiodor (tengo una biografía de Henry Troyat bastante interesante; a las órdenes), lo que costaría creer es que los personajes no le salgan complejos. Sin embargo, basta leer El Jugador para ver que podía mandarse culebrones de bajo linaje. Mi gusto se inclina por El hombre del subsuelo.

Por otro lado, estuve pensando en lo de la baja calidad de los blogs. Qué sé yo. En realidad los blogs pueden ir desde los típicos monumentos al ego (too much to list), hasta los "profesionales" (por ejemplo el blog literario de Assouline http://passouline.blog.lemonde.fr/livres/). Por lo que hay para elegir; y habría que pensar un poco si existen criterios de calidad uniformes para cualquier tipo de blog (irónicamente me veo pensando en una tipología de blogs.. de seguro los franceses sacan un libro dentro de poco, si no lo hicieron ya).

En cuanto al fenómeno de escribir a sabiendas que se está bajo la lupa, hay algo, sí, de cámara de Gesell o, quizá, de inverso del panóptico de Foucault, tergiversar, acomodar el cuerpo o exagerar (dependiendo de lo que indique el DSM IV en el capítulo de trastornos de personalidad). Tal vez, cuando se presiente que se va a caer en una confesión lamentable (y la que contaba Diego de masturbarse en el fondo de un interdepartamental es un buen ejemplo; aclaro, por si las moscas, que el masturbador en cuestión no es Diego), lo mejor sería crear un personaje, distorsionar la anécdota y que te entienda la tía Gregoria, con algo de suerte. Claro que la calidad en sí está supeditada a quien escribe (no sólo por *cómo* escribe sino por lo *que* escribe). Y ya para terminar, vaya una cita que me deja pensando hasta donde el cómo y el qué son disociables (hay en una novela, lo admito, un contexto y una intención, además de un lector que aceptó el juego que le presenta la novela en tanto construcción literaria):

- [...]A los nueve años yo me masturbaba debajo de un ombú, era realmente patriótico.
—¿Un ombú?
—Como una especie de baobab —dijo Oliveira— pero te voy a confiar un secreto, si jurás no decírselo a ningún otro francés. El ombú no es un árbol: es un yuyo.
—Ah, bueno, entonces no era tan grave.
—¿Cómo se masturban los chicos franceses, che?
—No me acuerdo.
—Te acordás perfectamente. Nosotros allá tenemos sistemas formidables. Martillito, paragüita... ¿Captás? No puedo oír ciertos tangos sin acordarme cómo los tocaba mi tía, che.
—No veo la relación —dijo Etienne.
—Porque no ves el piano. Había un hueco entre el piano y la pared, y yo me escondía ahí para hacerme la paja. Mi tía tocaba Milonguita o Flores negras, algo tan triste, me ayudaba en mis sueños de muerte y sacrificio. La primera vez que salpiqué el parquet fue horrible, pensé que la mancha no iba a salir. Ni siquiera tenía un pañuelo. Me saqué rápido una media y froté como un loco. Mi tía tocaba La Payanca, si querés te lo silbo, es de una tristeza...

Anónimo dijo...

Sabiendas de que. Además, no sale bien la dirección. Che, arreglá la planilla. Sería:

http://passouline.blog.lemonde.fr/
livres/

Rodia dijo...

http://passouline.blog.lemonde.fr/
livres/


No, no es una excusa. El problema es que en estos días casi que solamente puedo leer en los ómnibus, y se complica, se complica. Por eso en los últimos años he leído muchos más cuentos que novelas. Sobre el libro de Castillo no pudo haber juicio de valor, porque cuando hice el post no había empezado a leerlo.

Respecto a mi comentario sobre los blogs, no lo tomes muy en serio. Lo usual, no pensé mucho antes de emitirlo. Pero no es nada nuevo... ¿cuántos diarios de adolescentes tienen valor literario?

Rodia dijo...

ah! me olvidaba
a mi El Jugador me gustó. Me parece una buena carta de presentación para Dostoyevski. Un culebrón, sí, pero con terrible prosa. El hombre del subsuelo no lo leí.

Planteo una pregunta: ¿leer a los clásicos no genera una dificultad para luego leer autores menores? A mí me pasó con Roberto Arlt, por ejemplo. Me gustan sus cuentos, pero constantemente pienso "podrían estar mejor escritos". ¿Soy un atrevido?

Anónimo dijo...

Pero en general los blogs son mierda líquida, si me permitís el calificativo más bien acuoso.

Con lo de la prosa estoy de acuerdo. Me sucede mucho con los narradores uruguayos.

Anónimo dijo...

vo, junate los consejos a la John Gray que te da MS (supongo) en el blog del MSN (no sé cómo llegué a él):

Sabías que...?

No hace falta que seas un novelista para mantener un espacio. Simplemente agrega las fotos de tus vacaciones. Presume de amigos en una lista de amigos o muestra tu música favorita. Existen muchas maneras de contar tu historia.

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