En el año 1989 fuimos con mi grupo del liceo al ItalPark de Buenos Aires. Habíamos ganado unos juegos estudiantiles, blabla. Anduvimos en la montaña rusa, la mayoría de la gente quiso repetir el Samba (o similar bonaerense) mientras yo me juraba que nunca más en mi puta vida volvía a andar en una porquería de esas (o similar montevideana) y blabla. No importa. El asunto acá es que puedo recordarme haciendo cola en algún juego y escuchar a mis espaldas, doscientos metros, la música de fondo de algún otro juego. Decía algo como "yudasteia yudasgou". Así lo tarareé por meses.
Después una amiga (Mercedes, una de las gurisas más lindas que yo recuerde, comento al pasar), viendo que yo escuchaba a los Talking Heads, me dijo: "Ah! yo tengo un cassette con un grupo que seguro te va a gustar. Es de un ex que se lo dejó en mi casa". Lado 1. Epic Records. The Story of The Clash, vol. 1, segundo disco, primer tema. Spanish Bombs.
Y después, claro, averiguo más sobre esa maravilla que se llama The Clash. Y en uno de los momentos más fantásticos de mi vida, todo cierra. Después, claro, descubro que hay harto mejores temas que Should I stay..., tipo Janie Jones o White man in Hammersmith Palais o yo que sé... pero ¿quién me quita ese momento?
***
Lo que le atrae de las matemáticas, aparte de los símbolos arcanos que se emplean, es su pureza. Si en la universidad existiera un departamento de pensamiento puro es probable que también se inscribiera, pero por lo visto las matemáticas puras son lo más cercano al reino de las formas que la academia le ofrece.
[...] Aunque de niño le interesaron vagamente los cohetes y la fisión nuclear, carece de sensiblidad por lo que llaman el mundo real, no logra entender por qué en la física las cosas son como son. Por qué, por ejemplo, una pelota que bota acaba por dejar de hacerlo. A sus compañeros de estudios, la pregunta no les plantea dificultades: porque su coeficiente de elasticidad es inferior a uno, dicen. Pero ¿por qué tiene que serlo?, se pregunta, ¿Por qué no puede ser exactamente uno o más de uno? Sus compañeros se encogen de hombros. Vivimos en el mundo real, le dicen: en el mundo real el coeficiente de elasticidad es siempre inferior a uno. A él esto no le parece una resupesta.
J.M.Coetzee - Juventud.
jueves, setiembre 28, 2006
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7 comentarios:
A ver cuándo presentás a la Meche, negro, para ver si yudasteia yudasgou
ahí está. uno se esfuerza por sacar un producto que... no sé... aporte una pizca de emoción, de nostalgia... yo que sé... y siempre aparece un ganso que va a lo lateral.
un gusto, arturito. un gustolk
andaba con ganas de leer algo de coetzee
hoy en este blog dejé mas comments de los que dejé en estos últimos quince días por ahí. y es bueno. muy bueno. gracias rodia.
encantadísimo, negro, y a ver cuándo posteás la fotarda, que la hinchada clama por sector cárnicos y tiene pocas pulgas
Matilde se llamaba y se llama la prima que allá por el 85 me prestó por vez primera un cassette de los Beatles. Siguiendo a Rodia, la primera escucha fue uno de los momentos más grandiosos de mi vida. Imposible bajarlo a palabras. Y luego siguieron años de admiración, de devoción, de regrabar y comprar cassettes, de adquirir libros, de aprender fechas y memorizar fotos... Un enfermo, se entiende. Ese período de admiración terminó cuando me di de frente con los Doors. Sin embargo, hoy día sigo escuchando Beatles con la misma devoción que hace 21 años. Acabo de escribir la bonita cifra y sentí algo muy extraño. En fin.
Coetzee escribe bien, sin duda (traducción mediante, por supuesto). Y adjetiviza; muy bien, claro.
por allá por el 91 (recuerdo bien la fecha por razones que no vienen al caso) tuve mi cuarto de hora con los doors. Me mataba. Todo el día meta break on through. Hasta me compré el cassette de la película (en ese momento, eso era para mí todo un dato). Hace tiempo que no escucho.
Fahter?
Yes, son.
I want to kill you.
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