A Julio Cortázar
Llegar a la tarde, a la mitad de la tarde, y empezar a sentir ese dolor en los costados de la cabeza arriba a la izquierda, arriba a la derecha. Esa apenas ligera sensación de algo que oprime hacia arriba las costillas, nada que impida nada, pero molesta. Pausa no querida. La molestia que recuerda la noche anterior, con las almohadas incómodas, los mosquitos. Recordar el despertar preocupado, justificando el sueño con aquel amigo que esta vez no me invitó al cumpleaños y por qué y claro, por qué no. Recordar el despertar que de pronto recuerda la noche anterior, la odiosa sensación de dormir incómodo, violento, triste. Y ahora ese dolor que recuerda lo que en la mañana había podido olvidar y la perspectiva de la noche, de otra vez la noche, de otra vez dormir molesto y no querer ni el despertar y un día de estos no querer la mañana.
miércoles, febrero 17, 2010
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