miércoles, agosto 01, 2012

Para nadie

Tenía hace tiempo ganas de escribir, más que nada para despuntar el vicio, porque esto de la blogosfera ya, indudablemente, fue. Citar alguna cosa de lo poco que he leído últimamente, u obligatoriamente mencionar alguna cosita de Japón, pero cuando venía se subieron al ómnibus un pibe (un menor) y un adulto, que cantaron con una frescura sorprendente esta canción, y salimos con Valentina sonriendo ambos y entonces, como una experiencia artística es combinación de valor estético y disponibilidad perceptiva, les dejo una huella para que quede acá, para nadie.

jueves, abril 19, 2012

Casualidades

Pasé por el Palacio Municipal y me vendieron por treinta pesos unos Cielitos de Bartolomé Hidalgo. Mientras caminaba hacia la parada de ómnibus, leía:

Lo saben los enemigos
Y al grito ya se vinieron,
Y sin poder evitarlo
Nuestro campo sorprendieron
Cielito, cielo que sí
Cielito del almidón
No te aflijas godo viejo
Que ya te darán jabón.


Además de algunos versos que conocía por Viglietti, tipo:

Cielito, cielo que sí
Cielito del disimulo,
De valde tiran la taba
Porque siempre han de echar culo.


***

Cuando subí al ómnibus, sonaba Viglietti con aquello de "el sombrero en alto de Sandino".

***


Antes de salir de casa, en la radio estaban comentando las declaraciones de Mujica (es el Presidente), esas que incluían "No me gusta el prepo de la Europa rica". Las opiniones eran bastante coincidentes en escandalizarse. Y a mí me parece que no entienden nada.

Nada.

martes, abril 10, 2012

La mayor

Cuando la desesperación lo conmueve, saca una de las pocas, pequeñas gema que lleva guardadas en su teléfono y la saborea, asiendo lo inalcanzable, lo incorruptible. A veces llora y a veces abre los brazos, esperando la lluvia.

***

Es otra vez la mayor
La misma canción de amor
Remera al sol, salida al mar
Siempre la misma foto en la pared

Se escucha pasar un tren
Mientras cambia la estación
La radio cuenta de otro lugar
Y ella cuenta los días sin salir

Esta noche no tiene miedo
Esta noche se va a cambiar de ropa
Esta noche se puede decir que no

Es otra vez la mejor
La esposa fiel que anda siempre sola
Nena, no le cuentes si querés que no te diga nada

No quiere pedir perdón
No quiere pedir favor
Sabe decir, sabe mentir
Primera noche que duerme sin él

Esta triste pero no llora
Esta pero se duerme sola
Es que siempre se puede decir que no

(Guillermo Pesoa - La mayor)

jueves, marzo 29, 2012

¿Qué sois ahora?

¿Qué sois ahora? Un documental sobre Pequeña Orquesta Reincidentes

Dir: Mariano Goldgrob, Gustavo Galuppo.
Argentina 2011 – 50 min. (DVCam).
Este documental se articula a partir de la separación de la mítica banda Pequeña Orquesta Reincidentes, reconstruyendo la historia del grupo y la coyuntura sociopolítica de las últimas dos décadas de la Argentina. Con deliberada intención, imágenes y sonido se contrastan, contextualizando
la crónica.

Casablanca, marzo 31, sábado, a las 15:30 hs.
Sala Cinemateca, abril 3, martes, a las 22:30 hs.
Casablanca abril 6, viernes, a las 17:40 hs.

miércoles, febrero 29, 2012

Por esto amo al fútbol (creo que 3)

Pecado

Seguro. Porque a vos se te ocurre, yo tengo que escribir. Yo tengo que escribir para ahuyentar tus nieblas. A la una de la mañana. A mí que me importan tus cuitas, belinún. Bueno, ta, no me hago responsable, estas no son palabras que busquen salir, sino una apretada de cogote, como El idiota (no seas ídem, no me vengas con comentarios obvios, el amigo Fiodor era un alma que lo único que podía que sabía era escribir).

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Se despierta sintiéndose abandonado. La tibieza de la mañana en ese barrio de París no lo consuela. El resto de la casa ya se fue, a buscar su primavera o a sobrevivir el invierno. Un martes de enero en la ciudad desierta y repleta no enamora a nadie lejos de Nuestra Señora de París o de la isla. Sonríe con tristeza pensando en tanta poesía perdida, en tanto amor con minúsculas. Piensa como siempre en su pecado imperdonable, la Soberbia, y sonríe nuevamente con tristeza, esta vez con lástima por él mismo. Sabe que ese día será uno más, igual que todos, y mientras se levanta y levanta las cortinas, con el recuerdo de aquellos únicos días en los que sucedió un milagro, diminuto, imperceptible, se descubre rogando por un encuentro improbable, mágico, inquietante.

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Todo muy previsible, mon ami, París, la Soberbia, la Esperanza. No me vengas con aplausos, deberías leer más.

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Odia a los escépticos. Famélicos viajantes, reductores de cabezas. Sombras apelando a recursos demasiado gastados, elucubrando casi al azar sobre cualquier cosa con la ceja derecha levantada, sintiéndose distintos, previsibles.

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Mejor, mejor. Algunos adjetivos bien situados; no mucho más, sin embargo. Puedo recomendarte algunas obras que dicen mil veces mejor lo que decís. Siga participando.

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No puede avanzar más de una o dos oraciones cuando encuentra una alegoría, o solamente cuando puede ver los piolines de la marioneta. No cree en los textos que admiten la más mínima explicación, la menor referencia. Los cierra de inmediato, aburrido, molesto.
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Deberías intentarlo más seguido, pulir más las ideas, pero ya sabemos que no es posible. La sola idea de ajustar te parece un insulto, un desvío. Así no vas a llegar lejos.
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Suerte con tus oscuridades, me voy a dormir.