Como me quedé sin libros y ando medio Chesterton, agarré El Napoleón de Notting Hill de la biblioteca (la otra opción era Borges, pero a esta altura ya me sé los cuentos de memoria...). Es otra cosa, este es el primer libro... el humor no es mucho lo mío, pero este tipo es medio inabarcable, como Los Simuladores.
"Lo siento por el pobre Wayne, lo siento de verdad -pensó-. Habló en mi favor con espléndidas palabras en aquel Consejo. Y puso un ojo morado al viejo Barker con considerable elocuencia. Pero no comprendo qué puede esperar un hombre cuando lucha contra la aritmética, por no decir contra la civilización. Y qué magnífico truco es todo ese genio militar. Sospecho que acabo de descubrir lo que descubrió Cromwell, que un comerciante sensato es el mejor general, y que el hombre capaz de comprar y vender hombres puede guiarlos y matarlos. Es como sumar una columna de número en un libro mayor. Si Wayne tiene doscientos hombres, no puede poner a doscientos hombres en nueve lugares a la vez. Si han sido desalojados de Pump Street, están corriendo hacia alguna parte. Si no corren hacia la iglesia, corren hacia la fábrica. Y ya son nuestros. Los comerciantes no tendríamos ninguna posibilidad si las personas más inteligentes que nosotros no abrigaran ideas absurdas que les impiden razonar solos. Y yo, que soy relativamente tonto, veo las cosas como las ve Dios, como una vasta máquina. Dios mío, ¿qué es esto?" Y, llevandose las manos a los ojos, retrocedió y se tambaleó.
martes, enero 10, 2006
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