lunes, noviembre 27, 2006

La novela perfecta

Flaubert: Madame Bovary es la novela perfecta (buscando referencias, inmediatamente me merezco un chocolate por la noticia). Pero es. El narrador omnisciente es un reverendo sarcástico hijo de puta, pero no encuentro un pasaje donde pueda ejemplificarlo. La ironía se va construyendo a lo largo de la novela, como debe ser. Madame Bovary es una romántica estúpida a la cual me dan ganas de meterme adentro del libro y cazarla del cogote. Pero el personaje se construye paso a paso, o mejor, continuamente, y como recién voy por la mitad, entonces mañana seguro tenga más para decir. Homais es un personaje de fantasía que deja dudas sobre el supuesto (por él desmentido) "realismo" de Flaubert. Si quieren fragmentos, compren el libro (sale baratito, es lo bueno de los clásicos): esta novela es una suma de párrafo tras párrafo, idea tras idea, que edifica un mundo. Cadencia, descripciones. La novela perfecta. Hay al menos tres tramos memorables, pero reescribirlos en este humilde espacio sería una falta de respeto.

***

The Clash: Rat Patrol from Fort Bragg. Mejor que yo, que lo describa mi (sin su permiso) columnista invitado, benito:

El descubrir el Rat Patrol... es toda una aventura. En cierta forma es muy similar al Smile de los Beach Boys, considerando al Combat Rock como el Smiley Smile. Cuando compré el Combat Rock por primera vez (hace mil años y sin conocer los Clash), más allá de que realmente no me gustó nada (mis gustos en aquellos días estaban más cerca de Def Leppard y Judas Priest - ni siquiera Mötorhead) me llamó la atención lo amorfo que era, lo despegados que estaban sus simples (Should I stay.. y Rock the Casbah) del resto del disco. Y cómo podían abrir la cara B con un tema tan malo como Overpowered by funk.

En realidad el Rat Patrol responde todas esas incógnitas; los simples están mucho más integrados al resto del disco, el largo de los temas es mucho más lógico (Innoculated City, por ejemplo, gana horrores en su versión larga, que deja meterse tranquilo en su cadencia de samples, armónicas y guitarras exquisitas, Sean Flynn es un viaje a la selva) y hay mucho más equilibrio entre temas rápidos y "comerciales" y el lado más ambient. Al mismo tiempo hay cosas asombrosas: escuchando la toma original de vos de Strummer se nota que Know Your Rights, es rockabilly cantado en una nota inexpresiva, es una suerte de homenaje musical a The Fall.

Igual había cosas mejorables: la nueva toma de voz de Ghetto Defendeant, la que quedó en Combat Rock, es mil veces mejor que la del Rat. La mezcla de la hermosa Death is a Star es mejor también la del CR, y algunas cosas más. Pero el Rat no era la versión definitiva, todavía era corregible, lo que pasa es que en lugar de corregirlo lo asesinaron. Y le metieron el Overpowered, que es horripilante y que no debería haber ido.


Sólo me queda agregar que Ghetto Defendant y Sean Flynn son una cosa mayúscula, lo que quiera que ello sea. Me volvió la clashmanía que me ataca cada cierto tiempo, y me bajé Giv'em enough rope y la versión UK de The Clash, que desplazó en mi ranking al London Calling como el mejor disco de los Clash (y en general, bah).

***

Salió corriendo de la sala, dando tal portazo que el barómetro saltó de la pared y fue a estrellarse contra el suelo.

Charles se dejó caer en una butaca trastornado, extraviado en conjeturas sobre el extraño proceder de Emma, abrumado ante la idea de una nueva enfermedad nerviosa, deshecho en lágrimas y sintiendo flotar en torno suyo como el vago presagio de algo funesto e inescrutable


(Gustave Flaubert - Madame Bovary)

Después de este párrafo, tuve que dejar de leer. Era demasiado odio el que sentía.

miércoles, noviembre 22, 2006

Uno, dos, tres, cuatro

Uno: Manuelita tiene que ser la canción infantil perfecta. A lo mejor es porque se mezcla con recuerdos. Valentina aplaude con Sweet Jane, con Manuelita no. Pero se queda quietita escuchando

Tantos años tardó en cruzar el mar
que allí se volvió a arrugar
y por eso regresó
vieja como se marchó.
A buscar a su tortugo que la espera en Pehuajó.

(Manuelita - María Elena Walsh)

Dos: se murió Robert Altman, el director de mi película más preferida de todas: Las reglas del juego. Hay una escena (los que la vieron tienen que recordarla) donde el cambio entre comedia y tragedia es tan abrupto que lo deja a uno temblando por un ratito. A mí, al menos. Un fenómeno Altman. Y nunca ví M.A.S.H.

Tres: ayer escuché algo como "no me imagino un lenguaje donde no haya relación verbo-objeto" o algo así. Y me acordé de Tlön, Uqbar, Orbis Tertius:

Hume notó para siempre que los argumentos de Berkeley no admiten la menor réplica y no causan la menor convicción. Ese dictamen es del todo verídico en su aplicación a la tierra; del todo falso en Tlön. Las naciones de ese planeta son -congénitamente- idealistas. Su lenguaje y las derivaciones de su lenguaje -la religión, las letras, la metafísica- presuponen el idealismo. El mundo para ellos no es un concurso de objetos en el espacio; es una serie heterogénea de actos independientes. Es sucesivo, temporal, no espacial. No hay sustantivos en la conjetural Ursprache de Tlön, de la que proceden los idiomas "actuales" y los dialectos: hay verbos impersonales, calificados por sufijos (o prefijos) monosilábicos de valor adverbial. Por ejemplo: no hay palabra que corresponda a la palabra luna, pero hay un verbo que sería en español lunecer o lunar. Surgió la luna sobre el río se dice hlör u fang axaxaxas mlö o sea en su orden: hacia arriba (upward) detrás duradero-fluir luneció. (Xul Solar traduce con brevedad: upa tras perfluyue lunó. Upward, behind the onstreaming it mooned.
(Tlön, Uqbar, Orbis Tertius - Jorge Luis Borges)

Cuatro:

Al salir del cementerio, cuando ya había concluido todo, Charles regresó a su casa. No había nadie en la planta baja. Subió al piso de arriba. En su cuarto vio un vestido de ella colgado al pie de la cama. Se apoyó contra el escritorio y se quedó allí hasta que se hizo de noche, sumido en un doloroso ensimismamiento. Ella, a fin de cuentas, lo había querido
(Madame Bovary - Gustave Flaubert)

sábado, noviembre 18, 2006

El disco más depresivo de la historia del rock

Esto del blogs y de los blogs amigos y de los amigos del blog y de los que son amigos y también aparecen en el blog y etcétera se ha convertido en un espacio sumamente amable. Debo decirlo. Este post no tiene, creo, hilo conductor. Es una colección de observaciones y lecturas separadas, pero a quién le importa digo yo.

***

Bueno, a Roberto Musso, según la diaria, le gusta: Bukowski, las Historias de Cronopios y de Famas (al saberlo bailo tregua, bailo catala, y se lo dedico a tom que lo mira por teve), El otoño del patriarca (lindo libro, garcía marquez no me gusta pero cada vez que tengo que evaluarme algo que haya leído me parece superior, así que mi percepción global debe estar equivocada, yo que sé), la Conjura de los Necios y Mario Levrero. Siempre es bueno saber qué le gusta a leer a un tipo que se le pueden ocurrir cosas tan ingeniosas como al cielo siempre me lo había imaginado / como cuando se moría un dibujo animado, relatos tan absurdos como Uruguay 1 Brasil 1, que no describo porque debe ser escuchado y porque jahey no lo conoce (sacrilegio!), o juegos de palabras dignos de Inodoro Pereyra.

***

Gonzalo Curbelo dice en una nota que In Utero es probablemente el disco más depresivo de la historia del rock. Y yo que lo tengo ahí, bajadito y nunca tengo tiempo de escucharlo. Los discos depresivos me resultan particularmente agradables, por extraño que parezca. Y no, no hagan el silogismo obvio, porque no da.

***

Camisetas con lobeznos
dibujados en el pecho
con sobrinos, con abuelos
con veranos, con inviernos

(Fernando Cabrera - Mendizábal)

Como krahd me pidió un discografía completa by Fernando Cabrera, tuve la oportunidad de reescuchar todos los discos de este muchacho. No tengo nada que agregar a lo que se ha dicho.

***

No pongo links acá, pero busquen un post de Marcelo Lacanna que se llama En carne boba, sobre periodistas de rock. Imperdible.

***
Parece que hay una pre-versión de Combat Rock, que se llama Rat Patrol from Fort Bragg, con una historia atrás que, curiosamente, no aparece en la wikipedia. La estoy por escuchar. Me voy a tener que comprar una biografía de los Clash.

***

Lectura:Historia de la filosofía, by Schopenhauer. Hasta la mitad. Algún comentario lapidario sobre Aristóteles. Me asombra la unanimidad que hay en darle palo a Aristóteles. Esencialmente, lo califican de desprolijo. Algo bastante jodido para alguien que influyó el pensamiento por algún que otro siglo (y algunos dicen que así de retrasado quedó). Iniciando maravillado una relectura de Madame Bovary.

Música: nada impresionante. Cosas esperando ser escuchadas: Apples in Stereo, vía diego, una discografía completa de los Kinks (ídem), unas recomendaciones de JGLagos en la diaria (Replacements, Hasker Dü). Y el disco más depresivo de la historia del rock. Me voy, está sonando Baby Lemonade y lo quiero escuchar.

jueves, noviembre 09, 2006

De olores, recuerdos y dolores.

Hace mucho tiempo (no recuerdo si me sucedió alguna vez) que no dejaba un libro por la mitad. Bueno, La perla y otros cuentos de Yukio Mishima me resultó imposible. Ni siquiera puedo hacer un juicio de valor, porque no pude superar la barrera de esa sensación de desgracia que rodeaba a los cuentos que llegué a leer. Creo que es un problema de mi actitud hacia la vida, o directamente mi miedo al dolor o yo que sé, pero cuando llegué a Patriotismo, un cuento que detalla de foma bastante explícita un hara-kiri (según la wikipedia, hablando correctamente debe decirse seppuku) y teniendo la idea de que el autor mismo terminó de esa forma, no pude soportarlo, cerré el libro, dejé el marcador al final y me decidí a devolverle a diego el libro, soportando el oprobio de no haberlo terminado. Al otro día reintenté con La perla, que daba nombre al libro y no, no. Muy doloroso todo para mi temperamento. No sé, me recordé que en cine no me gusta el gore, y que los japoneses tienen una sensibilidad especial para ello. Nada, muy de este mundo los japoneses. Aunque también me huele que Yukio Mishima no le anda cerca a Kawabata... pero es un feeling nomás.

***

Me gustaría citar un párrafo de El perfume, pero no puedo por la razón del artillero: lo presté. En ese párrafo, habla de cómo Grenouille logra en su mente catalogar todos los olores que conoció, lo cual no sólo destaca su olfato (leit motiv del libro), sino su capacidad de recordar, que trae a la memoria (adecuado...) al Funes de Borges:

Nosotros, de un vistazo, percibimos tres copas en una mesa; Funes, todos los vástagos y racimos y frutos que comprende una parra. Sabía las formas de las nubes australes del amanecer del treinta de abril de mil ochocientos ochenta y dos y podía compararlas en el recuerdo con las vetas de un libro en pasta española que sólo había mirado una vez y con las líneas de la espuma que un remo levantó en el Río Negro la víspera de la acción del Quebracho. Esos recuerdos no eran simples; cada imagen visual estaba ligada a sensaciones musculares, térmicas, etc. Podía reconstruir todos los sueños, todos los entresueños. Dos o tres veces había reconstruido un día entero; no había dudado nunca, pero cada reconstrucción había requerido un día entero.

***

Para música tenemos a los Pixies, C'mon Pilgrim, tenemos al Loaded de la Velvet Underground (recordar: al final de todo está Lou Reed), e, insisto, a Forever Changes de Love, gracias a la recomendación de Lagartija, de Port of Souls:

You are just a thought that someone
Somewhere somehow feels you should be here
And its so for real to touch
To smell, to feel, to know where you are here
And the streets are paved with gold and if
Someone asks you, you can call my name
You can call my name
I hear you calling my name yeah all right now

jueves, noviembre 02, 2006

Imposturas

Ha habido quien, tras la proyección de Love Story, ha dicho que haría falta tener un corazón de piedra para no echarse a reír ante el caso de Oliver y Jenny. La ocurrencia, como todas las paradojas de tono wildiano, es soberbia. Pero por desgracia no refleja la realidad. Efectivamente, sea cual sea la disposición crítica con la que se vaya a ver Love Story, haría falta tener un corazón de piedra para no conmoverse con ella y echarse a llorar. Y aun teniendo un corazón de piedra, probablemente no podríamos librarnos de pagar el tributo emotivo que exige la película. Y ello por una razón sencillísima, a saber: que las películas de este tipo han sido concebidas para hacer llorar. Y por lo tanto hacen llorar. No puede uno comerse una peladilla y pretender -sólo porque se posee una vasta cultura y un fuerte control de las propias sensaciones- que sabe salada

Umberto Eco - El superhéroe de masas

Eco da en el clavo desde el comienzo (porque el párrafo anterior es el comienzo) de El superhéroe de masas: disimular el sentimiento a caballo de la razón es una forma de impostura. Una impostura común y corriente, tan común como la más corriente de las imposturas, la impostura social, mucho más fácil de detectar para quienes creemos no ser parte de ella.

***

Hoy estuve por un shopping. Entro a un shopping y soy inmune: detesto (no detesto, soy golpeado por, en realidad) ese mundo de impostura, sin la menor duda, sin el más mínimo dejarme llevar por tanta provocación bien diseñada, diseñada para creer que lo esencial no es invisible a los ojos. Ahora me resulta difícil describir porque hay otra impostura que me molesta más y que perjudica mi libre expresión. Pero, más o menos, detesto a esas señoras y señores que creen que ese mundo es el único mundo, que ignoran que hay otros caminos más reales para moverse por la vida. Y que pagan por seguir soñando, y caminan impostando actitudes, creencias que tal vez desprecian pero que no saben evitar. Sé que al juzgarlos soy presa de otra impostura, la del que detesta ese mundo de impostura porque cree que es inmune. Sin la menor duda.

***

Estoy con El perfume, un libro de Patrick Süskind que leí hace como quince años, que recuerdo haber leído apasionadamente y que ensayo ahora (nuevo volumen de mi colección secreta), descubriendo un apasionamiento similar. Hoy encuentro, claro, que me gusta porque Grenouille, su protagonista, es un superhéroe que, a diferencia de Superman, no tiene punto débil, que no falla nunca. Y por eso encanta, y por eso dicen que fue un best seller en los ochenta, cuando se publicó. Dicen que a Kurt Cobain le gustaba mucho este libro, y que su canción Scentless aprendice está inspirada por él. Habrá que escuchar In Utero y ver si es tan demoledor como el fenomenal Nevermind. No sé si es una obra maestra (uno duda de que sea una obra maestra porque no pone piedras en el camino del entendimiento), pero sé que es un hermoso libro, que se disfruta completo y que, curiosamente, identifica al lector con ese señor tan perfecto y tan soberbio que no huele a nada.

***

A Valentina le encantan los espejos. Ve espejos y se ríe divertida, tal vez viendo caras conocidas duplicadas, tal vez, quién sabe, viéndose a sí misma o a alguien que intuye cercana. Dice mi amigo jahey que uno termina odiando los espejos. Entonces, probablemente pasen dos cosas: que Valentina adore los espejos porque no tiene nada que ocultar, y que yo esté últimamente tan obsesionado por la impostura porque, en el fondo, descubro en el espejo a un impostor. Debe ser.